domingo, 4 de septiembre de 2011

Ser feliz es una cuestión de decisión


Como muchos de ustedes ya saben, los días sábados de 11 a 15hs. en nuestra escuela realizamos la complementación pedagógica. En esta primera etapa nos dedicamos a profundizar en la filosofia, luego vendra una segunda etapa para aquellos que decidan formarse como instructores.

El mes pasado entre otras cosas estuvimos estudiando el código de ética elaborado por DeRose, inspirado en el Yôga Sùtra de Pátañjali (codificador del Yôga clásico)
Este código es una valiosa herramienta para nuestra evolución. Nos estimula entre otras cosas a autobservarnos, autosuperarnos y a mejorar las relaciones con nuestro entorno.

En la última clase, estudiamos uno de mis preceptos preferidos, santôsha, la alegría o contentamiento, que propone cultivar o extraer alegría de todas las situaciones. ¡Un gran desafío! Y más cuando vivimos en una sociedad en la que una y otra vez escuchamos a la gente quejarse de todo y delegar a otra persona o a alguna institución la responsabilidad de lo que le sucede. Con respecto a esto, dice DeRose en el libro Código de ética: la alegría y su antítesis, el descontento, son independientes de las circunstancias generadoras. Surgen, crecen y rodean al individuo apenas debido a la existencia del germen de esos sentimientos en la esencia de la personalidad.

Mi conclusión cada vez que leo este precepto es que ser feliz es una cuestión de decisión. Qué lindo saber esto, no?

Para finalizar comparto con ustedes un poema del escritor uruguayo Mario Benedetti que nos envió nuestra alumna Bárbara Sapia.

Defender la alegría

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas del azar
y también de la alegría.

¡Hasta pronto!
Instra. Silvina Tenenbaum

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