Cuando se acerca el tiempo frío, los deportistas que entrenan al aire libre suelen tener más dificultad para mantener una buena irrigación sanguínea y que no descienda la temperatura corporal.
Para estos casos las técnicas de respiración milenarias son una excelente opción. El objetivo principal de éstas técnicas es incrementar la cantidad de energía en el organismo, aumentar la vitalidad, lo que ayudará a que el deportista alance una mejor performance. Además, con el entrenamiento, al aumentar la capacidad pulmonar y mejorar el aprovechamiento de la misma se producirá una mayor oxigenación del cuerpo y de aquella musculatura que está más exigida.
La energía que mencionada en el párrafo anterior es absorbida de la atmósfera al respirar, es principalmente la de origen solar. Y es visible! En un día de sol, si fijás la mirada en el cielo, en cuanto la visión se acomode, podrás distinguir minúsculos puntos brillantes, centelleantes, que describen rápidos movimientos circulares y sinuosos. Al realizar los ejercicios respiratorios, mentalizá que estás absorbiendo esos pequeños puntos brillantes.
Para empezar a practicar
Lo primero y fundamental es aprender a respirar correctamente e incorporar algunas características que te ayudarán a aprovechar mejor la capacidad pulmonar, a mantener el ritmo cardíaco estable, a administrar mejor las emociones y a mantener el foco en lo que realizas. Luego se irán agregando otros elementos, como el ritmo y las mentalizaciones.
Sentáte sobre los talones con la espalda derecha y prestá atención para que tu respiración tenga las siguientes características:
Consciente: observá tu respiración; así podrás mejorar y desarrollar todas las demás características.
Nasal: respirá siempre por la nariz.
Profunda: observá que la respiración sea profunda, tanto al inspirar como al exhalar.
Completa: utilizá la totalidad de la capacidad pulmonar, combinando respiración abdominal, intercostal y clavicular. Colocá una mano sobre el abdomen (en la región del ombligo) y la otra sobre las clavículas y observá si al inspirar estás llenando las partes baja, media y alta de los pulmones, dilatando para ello el abdomen, la zona intercostal y la parte alta del pecho, y al exhalar vaciándolas en sentido inverso.
Silenciosa: respirá sin emitir ningún sonido. Para conseguirlo, es importante que no hagas fuerza para absorber o expulsar el aire a través de las fosas nasales.
A través de la práctica de éstas y de otras técnicas (corporales, de concentración y meditación, de descontracción) y de la aplicación de conceptos como la buena alimentación, las buenas relaciones humanas, los buenos modales, el Método DeRose nos proporciona las herramientas necesarias para todo lo que realizamos en nuestra vida se haga cada vez más consciente y voluntario.
Instr. Silvina Tenenbaum
Supervisada por DeRose
Directora de la Sede San Isidro
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